viernes, 7 de diciembre de 2012

Virgen de Guadalupe

  
Fiesta: 12 de diciembre

Entre los primeros indígenas mexicanos bautizados por los misioneros franciscanos a principios del siglo XVI se encontraba Juan Diego, un sencillo hombre que iba todos los sábados a aprender la religión de Cristo y a la misa al pueblo de Tlatelolco.

El sábado 9 de diciembre de 1531, cuando Juan Diego pasaba por el cerro del Tepeyac para llegar a Tlatelolco, escuchó el canto de muchos pájaros y una voz que le decía: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?". Al voltear Juan Diego vio una Señora muy hermosa.

La Señora le dijo que ella era la Virgen María y le pidió que le comunicara al obispo que ella quería que se edificara un templo allí.

Juan Diego obedeció, pero el obispo no le creyó. Entonces volvió al cerro del Tepeyac a pedirle a la Virgen que mejor mandara a un hombre más importante porque a él no le creían. Entonces la Virgen le dijo que volviera el domingo a ver al obispo. En ese encuentro el obispo le pidió a Juan Diego un signo de la Virgen.

Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac, pues su tío Bernardino estaba muy enfermo y fue por un médico. El martes, al pasar por el cerro para ir por un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció la Virgen y le dijo: "Juanito, Juan Dieguito; ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿Por qué te preocupas?”. Después, le hizo saber que su tío ya estaba curado y le pidió que subiera a la punta del cerro a cortar unas rosas y las guardara en su tilma. Juan Diego se sorprendió de aquella orden, pues era invierno y no era tiempo de rosas. Sin embargo, obedeció y encontró las rosas tal como la Virgen le había dicho. Esas rosas fue lo que llevó como prueba al obispo. 

Al soltar su tilma frente al obispo, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la tela la preciosa imagen de la Virgen de Guadalupe. Fue entonces cuando el Obispo creyó que la Virgen quería que le construyeran en ese lugar un templo.

La tilma permaneció un tiempo en la capilla del obispo Fray Juan de Zumárraga. El 26 de diciembre de 1531 la trasladaron a una ermita construida al pie del Tepeyac, custodiada por el mismo Juan Diego.